miércoles, 4 de diciembre de 2013

LA DECENCIA DE SER DOCENTE

Me parece interesante observar cómo en estos días el tema educación está puesto en el tapete.
Más interesante aún me parece, escuchar voces que afirman con rigor que la educación pública está mal , cuestionando además los aspectos que llevan a esa crisis (el aspecto principal: el docente) Es cierto que el uruguayo es un profesional de la opinión, que de todo parece saber y para todo tiene una opinión salvadora, soy uruguaya, tengo el virus opinólogo en mi disco duro. Lo sé, me he descubierto dando opinión de cosas que me son ajenas, pensando en soluciones como si nadie nunca se hubiera percatado de cuán fácil era resolver tal asunto. Confieso, sí, he bebido de esas aguas. Creo que fue un día, en una charla cualquiera, que tuve la posibilidad de salirme de mí, de ver de afuera mi acto "sagrado" por estar acoplado a una naturaleza cultural, de opinóloga y entonces me vi, y me horroricé ante un gran abismo de palabras que parecían descubrir la pólvora pero que estaban sustentadas en un básico y fundamental error, no escuchar, sólo decir. Entonces empecé a ver con cuánta frecuencia este mal se hacía presente, en la calle, en reuniones familiares, entre amigos, entre colegas, en una asamblea gremial (tal vez sea el lugar donde aparece explícitamente la voz con total ausencia de la oreja). En ese momento pensé, hasta que no empecemos a escuchar, no vamos a encontrar caminos probables de solución, es un buen momento para el silencio activo. 
Empecé a escuchar, especialmente lo que tenía que ver con educación, es mi tierra, mi lugar de acción, donde puedo manejarme con conocimiento de causa, principio básico para una posterior opinión, si es que ésta es necesaria.
Así los discursos sobre la educación se fueron sucediendo. - "la educación está mal" , - "los profesores faltan",- "los profesores hacen paros", - "los profesores no se"preocupan por sus alumnos",- "los profesores exigen más salario pero no proponen nada para mejorar", - "los liceos no retienen", -"los alumnos se aburren de las clases de los profesores", -. Si observan, el elemento común de estas afirmaciones es obvio: "los profesores", el docente, que aparece encuadrando afirmaciones absolutas. Ahora bien, un sistema educativo está conformado por una multiplicidad de factores, a decir: a- El edificio liceal (que existe en un barrio, o  comunidad barrial que muchas veces ignora lo que sucede allí), b- planes educativos (suelen estar conformados por protagonistas ajenos a la realidad intrínseca de un liceo, y que además suelen depender del gobierno de turno, tomando así a la educación como rehén de una política de gobierno determinada exclusivamente por intereses económicos y no en referencia a la proyección de un país), c- Equipo de dirección conjuntamente con administrativos ( que definen el año laboral determinando en qué horario y días va a trabajar el docente, más allá de sus posibilidades reales y además, muchas veces evalúan sin siquiera haber visto una sola clase), d- Conjunto de estudiantes al que se le suma a la evidente heterogeneidad de sus realidades, la pretendida y fracasada idea de la inclusión, (la cual debería ser en una proporción lógica por aplicable, esto es, si tengo un grupo de cuarenta alumnos (realidad en liceos públicos) , para que la inclusión sea positiva, el incluido debería ser minoría, para ser afectado activa y positivamente en su proceso formativo. Sin embargo, en un grupo de 40 alumnos, (me ha sucedido), nos encontramos con situaciones de inclusión inversa (también heterogéneas), de violencia doméstica, abandono, droga, alcohol, dificultad de aprendizaje, etc , más un importante número de repetidores que fracasaron (porque fracasó la inclusión, perdón por la insistencia, que puede parecer tan absurda como a mi me resulta este intento aparente e hipócrita de inclusión educativa) estos representan la mayoría de los alumnos. En ese grupo surgen algunos, mínimos estudiantes, que entran dentro de la norma, esto es, los que tienen la posibilidad y la preparación para continuar su proceso formativo de acuerdo al nivel , si así lo quieren, estos deben sobrevivir en esos grupos con docentes que deben desdoblar su función, ser educadores, cumpliendo el rol para el que fueron formados, en relación a esos estudiantes que esperan desarrollar los niveles adecuados de conocimiento para proseguir el proceso formativo, pero también deben ser "sociólogos" , psicólogos, "asistentes sociales", "simples contenedores"  (las comillas indican lo inapropiado del caso) y fundamentalmente trabajar incansablemente en la creación de valores porque la gran mayoría no ha sido educado en valores desde el hogar,  lo que indica básicamente que el docente trabaja en absoluta soledad. Esto nos lleva al punto e- Los docentes, que dijimos, muchas veces trabajan en soledad. Soledad en relación a padres ausentes, que no dan valores en el hogar pero que luego llegan al liceo, a fin de año, a reclamar por los resultados; soledad a nivel institucional, que exigen números, resultados, para cumplir con el sistema, y abandona a los docentes cuando se enfrentan a situaciones de violencia tanto en el aula, como fuera de ella (ejemplos de este nivel, abundan): cuando no es la dirección del liceo que exige afinar los resultados, frente a la tremenda deserción estudiantil (que no depende del docente y sí de la familia), es la inspección que insiste en la relatividad del proceso educativo. En el caso de inglés, por ejemplo, se ha llevado el cinco a seis. Esto es, lo que antes se exigía para llegar a seis bajó un punto en la escala, cómo?, se dejó de lado la gramática (y no voy a discutir si es o no pedagógico no dar gramática, por favor); en el caso de biología, una colega que da biología en bachillerato, por lo que se supone que prepara para la opción facultad (aunque luego no tengan por qué hacerlo), se le dijo que lo que ella daba era muy difícil, que bajara el nivel, cuando la colega dijo que estaba dando aspectos indispensables para poder enfrentar luego una facultad, la respuesta no se dejó esperar, "baje el nivel, de aca no se espera que vayan a facultad"
Esta realidad, de la que nada saben padres, vecinos, la gente "civil" por usar un término claro, está infectando nuestro centros educativos, y uno podría pensar, ¡qué terrible esos inspectores!, pensar así es dejar nuestro análisis muy corto, pues esos funcionarios de la educación, cumplen con un mandato supremo, ya que también reciben presiones desde arriba: los resultados publicados del ciclo básico, los resultados de las pruebas pisa no los alerta sobre las generaciones que estamos perdiendo, sobre la brecha que estamos ampliando entre públicos y privados, tan solo los alerta en términos de planillas, los números dejan de dar y entonces, el caos. Esos resultados no son nuevos, ahora se publicaron, pero no son nuevos, son el producto de un desastre nacional que viene dándose progresivamente desde la dictadura para aca, ese desastre al que hoy llamamos crisis educativa. 
Una crisis que venimos denunciando hace años- En los ámbitos adecuados, los docentes hemos dado batalla, hemos advertido de los bajos niveles educativos, hemos abierto el debate sobre las condiciones inadecuadas a nivel edilicio, pero también en relación a la sobrepoblación de grupos, hemos dicho muchas veces que la multiplicidad de nuestro trabajo también va en detrimento de la educación. Hemos discutido hasta el cansancio sobre los planes de estudio, nos hemos atrincherado para evitar lA reforma Rama, la supuesta reforma del plan Rama, que no era sino otra forma de implementar lo mismo, nos atrincheramos ahora ante una ley de educación sacada a los ponchazos y lo que es peor, sin escuchar la voz del docente. Seguiremos atrincherados ante el proces o todas las siglas que nos quieran imponer, como si con parches se resolviera un problema grave. Los trabajos políticos sobre la educación han sido y son tangenciales, porque no se atreven a escucharnos, a entablar un serio debate con educadores serios, que han venido trabajando incansablemente para proponer nuevos caminos. 
Solo se detienen a establecer que la educación no se para, y que cuando hacemos huelga pierden los estudiantes, solo porque queremos más salario.
Los estudiantes pierden cada año, cada mes, cada día, cuando llegan a liceos que se caen a pedazos, cuando se agolpan en salones cuarenta alumnos, con suerte, cuando llega el invierno y las puertas y ventanas están rotas, cuando se pasa frio,  cuando van dejando de estudiar para ir a trabajar o a cuidar a sus hermanos, pierden cada día cuando no han generado hábitos de estudio, ni responsabilidades porque los padre cubren sus carencias comprando championes de cuatro mil pesos  o celulares que ningún docente podría tener, o computadoras, pero no se preocupan de ver si estudian, si crean hábitos de lectura, no se preocupan de discutir con ellos sobre cómo va su proceso formativo (también estas aparecen como afirmaciones absolutas que para ser más coherentes con el planteo de este escrito debieran ir acompañadas de un signo de interrogación). Todo esto no parece estar en debate pero sí la acción docente en el aula y su derecho a huelga, es así o me equivoco?
Estan muy preocupados por los docentes que hicimos huelga luchando por una educación más justa, por mejores planes y sí, señores sí, también por un salario más digno, pero ¿no estamos preocupados por docentes que van a trabajar alcoholizados (y las direcciones lo saben) y en un plano de amiguismo nada se hace?????, no estamos preocupados por los docentes que faltan en forma compulsiva y piden licencias como como un acto cotidiano, y entonces los grupos van pasando sin docentes a lo largo del año pero sí por aquellos que faltamos durante la huelga???? No están preocupados por un sistema tan inepto, que pone la elección de hora docente antes que la elección de formación docente, y entonces, con toda lógica, los docentes eligen sus horas y luego cuando pueden tomar horas en formación docente, renuncian a sus horas, y a veces éstas quedan vacantes durante meses???? 
Yo quisiera hoy compartir una  convicción, el acto docente, cuando es verdadero, y comprometido, es un acto de profundo amor y generosidad. Que hay docentes que son indecentes y no respetan su labor, si, como en todas las áreas, pero también les digo, a diario veo colegas que trabajan en uno y otro liceo, que corren todo el día, toda la semana, los veo preparar sus clases, generar ideas, compartirlas, los veo hablar con sus alumnos, buscar conjuntamente formas para avanzar en el proceso formativo, los veo llamando a sus padres, y (la mayoría de las veces, los veo solos), preocupándose por la situación de tal o cual alumno, veo colegas, que idean cosas maravillosas, colegas que tienen familia, que deben sostener un núcleo familiar muchas veces monoparental, y sin embargo están el día entero en la calle, de un liceo a otro, porque el salario de la unidad docente NO SOSTIENE A NADIE.....
Los docentes no somos perfectos, estamos llenos de errores, discutimos a diario cómo mejorar, o por qué un alumno no entiende, o qué se puede hacer para profundizar el vínculo, y nos equivocamos a diario, claro, pero estamos allí, cada año, porque les aseguro que no son la mayoría los que piden esas licencias vergonzosas, no son la mayoría los que llegan borrachos, no son la mayoría los que levantan un arma en una sala de profesores, son una minoría que afecta mucho nuestra labor, que nos avergüenza, pero que no nos define en lo absoluto.
Los otros, los otros trabajamos, muchos en silencio, pero continuamos nuestro trabajo, aún cuando desde el plano social se nos señale, se nos acuse, aún cuando desde el plano político se nos aplaste sin piedad tan solo porque estábamos reclamando nuestros derechos.
Soy docente, me siento orgullosa de lo que hago, he aprendido que ir a dar clase no es solo mi trabajo, es un acto cotidiano de compromiso de vida, mis alumnos me necesitan, y allí voy con mi sueldo indigno, con los descuentos descomunales y fuera del acuerdo por la huelga, con las críticas, allí voy a estar, porque sé que en esas trincheras, aún en soledad, no estamos solos. Hoy recibí el mensaje de una alumna, me decía que me quería y que me deseaba feliz año nuevo, eso vale mucho más que mi recibo de sueldo a fin de mes.