domingo, 26 de junio de 2011

Mirando el mundo desde Uruguay

Soy una docente de clase media, uruguaya, que ha crecido con la convicción de que con estudio y esfuerzo, algunas cosas son posibles, claro, fui criada por la generación de los sesenta, la que vivió la condición de clase media uruguaya como privilegio. Sin embargo ese paradigma original, del Uruguay de las vacas gordas, del Uruguay de profesionales, después de la dictadura comenzó gradualmente a deconstruirse.
La crisis política, económica he ido arrasando diversos ámbitos sociales, pero el más significativo es el de la educación. Una educación construida para levantar un país de cara a la modernización del siglo XX.
Sin embargo, y una vez terminada la dictadura, la educación comienza a perfilarse para fortalecer un sector, y dar la espalda en forma descarada a otro. Es así que las sucesivas reformas que ha ido sufriendo la educación Uruguaya, desde Rama para aca ha tenido la finalidad de desmantelar la fortaleza educativa, imprimiendole una idea básica: los números deben cerrar, por lo tanto no se trabaja en contenido, ni en calidad, se trabaja, a través de lo que se conoció como la integración, en ideas numéricas.... La educación pública ha ido insistiendo en el hecho del mantenimiento de una población de jóvenes de distintos ámbitos, a toda costa, sin ocuparse de los fundamentos ni de los  contenidos. Es así que, llegando al 2011 estamos recibiendo en bachillerato un conjunto de jóvenes que no tienen las mínimas herramientas, ni sociales, ni formales para una formación de continuidad. El liceo está dejando de ser el medio por el cual se accede a la universidad o a estudios terciarios. En proporción, los jóvenes que ingresan al bachillerato hoy, no saben escribir, no tienen nivel de comprensión lectora,  no acceden a niveles de una contrucción del pensamiento crítico. Están desarmados.  Cuál era la educación que una vez quisimos??? cuál es la que queremos??? Pensar en los problemas de la educación hoy, es pensar en los problemas del Uruguay del futuro, y nadie se está parando a discutir, más que periféricamente. Todos permanecen ocupados en el problema del ausentismo docente, o de la deserción estudiantil, sin darse cuenta que esas, son consecuencias de males mayores. Hasta que la política uruguaya no sea la de dejar de hacer política con la educación, no habrá un trabajo en dirección correcta.
Los docentes trabajan en su área, como pueden, los alumnos hacen lo que pueden, los tecnócratas, desde sus escritorios, piensan lo que pueden y los políticos se reparten la discusión para mostrarse comprometidos con una realidad que desconocen profundamente. Si, es un problema de fondo, y para mirarlo a la cara, hay que atreverse a ver cosas poco agradables... Es riesgo, y por ahora, nadie parece querer correrlo.